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La Normalización de la mentira, de la violencia, de la corrupción, del fracaso y del abuso de poder

Normalizar: Regularizar o poner en orden lo que no lo estaba.  Hacer que algo se estabilice en la normalidad, dice la Real Academia de la Lengua Española. Es decir, dejar pasar, y hasta reírte el chiste racista del tío imprudente. Voltearse para otro lado cuando tu amigo le grita al mesero. Decirle a tu amiga que aguante las groserías y mentiras de su esposo, porque es muy difícil la vida de una divorciada. Robarle cosas a la empresa donde trabajas, porque todos lo hacen. Dar dinero en un trámite porque no tenías los papeles necesarios en regla.

Eso es normalizar, contribuir a hacer normal y aceptable algo que debería ser rechazado por inaceptable.

Y pues resulta que normalizar, es algo normal del ser humano. Carajo.

En el verano leí un libro que me dejó aterrado, porque me permitió entender mucho de lo que ha pasado en México. El Libro se llama Look Again, de Tali Sharot y Cass Sunstein. Resulta que la “Habituación” es algo normal y hasta necesario que hacemos todos los seres humanos.

La explicación es sencilla. El cerebro es una máquina que busca permanentemente la eficiencia, y por eso, con base en la experiencia va construyendo mapas de cosas que ya cree conocer y entender, para no dedicarle mucha energía cuando se repite.

Por ejemplo, cuando escuchamos un ruido extraño, el cerebro nos pone en alerta inmediata, por si se trata de un peligro, pero si nada pasa después de ese sonido, y esos sucede varias veces, no sólo deja de alertarnos ese ruido, podemos incluso dejar de escucharlo, nos habituamos a ese sonido.

Lo mismo pasa con un olor, explican los autores, cuando olemos algo que nunca habíamos olido, nos genera asco, repulsión, alerta o placer, pero si este olor es algo constante en nuestro día, en algún momento desaparece de tu registro, por eso hay personas que pueden trabajar en el caño y por eso tu ya no hueles el perfume que siempre te pones, porque te habitúas a éste.

El problema es que este mismo sistema funciona para la interacción humana

Una primera mentira de una persona querida puede ser una gran sorpresa, un drama y un motivo de crisis, pero, si se deja pasar, y luego se deja pasar otra, y luego otra, resulta que la mentira número 100 parte ya de la relación normal, eso también es habituación.

Lo mismo sucede con la violencia. Un asesinato en las calles de Viena es absolutamente inusual, genera shock, miedo y repulsión en toda la sociedad y tiene consecuencias graves y concretas para todos los involucrados. Pero 20 asesinatos en un fin de semana en Acapulco es parte de la brutal normalidad a la que ya estamos habituados, y no genera ni siquiera la menor reacción de la sociedad.

Por eso les digo que el libro me aterró, porque me permitió entender cómo hoy 200 mil asesinatos en un solo sexenio son una simple estadística, 100 mil desaparecidos es un número que no nos genera shock alguno, la muerte de miles de niños con cáncer y otras enfermedades por falta de medicinas es una anécdota más que no influye en el voto de nadie.

Te confieso que me dio horror darme cuenta de eso.

Me hizo pensar incluso en la relevancia de esto que hago, aquí, contigo, que es analizar los temas más importantes de la realidad mexicana.

¿De verdad vale la pena seguir haciendo FK, para hace r consciencia, si los mexicanos ya se acostumbraron a la mentira, a la corrupción impune, a la violencia, al fracaso y al abuso de poder? Me pregunté una y otra vez, antes de decidirme a empezar de nuevo, con la Temporada 3.

Y me estás viendo, leyendo o escuchando hoy porque el mismo libro me dio la respuesta.

López y todo su aparato de normalizadores en medios de comunicación y plataformas digitales se encargaron de adormecer a los mexicanos de 5 cosas durante este sexenio.

Primero, de la mentira. Yo creo que ya ni siquiera te acuerdas cuándo fue la última vez que te escandalizó enterarte y confirmar que un presidente había sido sorprendido mintiendo. Pero sí sucedía. En sexenios anteriores hacíamos el esfuerzo de sorprendernos, indignarnos y despreciar a los políticos que eran sorprendidos mintiendo, sí pasaba. López logró, con decenas de mentiras documentadas diarias, habituarnos a la mentira, como forma normal de comunicación. Una de estas normalizadoras del gobierno dijo, en televisión nacional, en vivo, la siguiente frase, la cito “Las declaraciones del presidente son sinceras, no necesariamente verdaderas”. Algo así como “miente con honestidad”. Eso es habituarse a la mentira.

Segundo, los mexicanos se habituaron a la violencia. Es muy fácil recordar cuándo la violencia era inaceptable, anormal e indignante. Es fácil porque nadie utilizó esa indignación y lo inaceptable de esa violencia, como los que están hoy en el poder. López y su aparato de propaganda hicieron de la violencia criminal, y en especial de los asesinatos en el país, el centro de su campaña. Contaban los asesinatos en las redes, provocaban asco e indignación por las masacres, señalaban al gobierno como el causante de la violencia homicida y hasta les decían asesinos a los expresidentes. Con casi 200 mil homicidios en su cuenta sexenal, en el mes de mayo de este año el presidente dijo “No hay más violencia, sólo hay más homicidios”, tal cual. Algunos lo señalamos, nos burlamos, nos indignamos, pero el resto del país siguió con su día normal.

Tercero, los mexicanos se habituaron a la corrupción impune. estoy seguro que te acuerdas de la última vez que realmente te indignaste por algún caso de corrupción impune. También te debes acordad de la última vez que algún caso de corrupción impune fue un escándalo que no dejaba respirar a los involucrados y generó consecuencias. El problema fue que, a lo largo de este sexenio, prácticamente cada semana nos enteramos de un nuevo caso de corrupción, incluso de la familia y el círculo más cercano al presidente, y como nada pasaba después, y los normalizadores hacían su chamba de explicarlos, o hablar del pasado o simplemente negarlos, millones se fueron habituando a la corrupción impune como algo normal y hasta aceptable de la política mexicana.

Cuarto, los mexicanos se acostumbraron a los fracasos de gobierno. En los sexenios anteriores eran escándalos monumentales las carreteras, los puentes, las presas o los puertos en los que se gastara más de lo presupuestado, que no estuvieran a tiempo y que no funcionaran como se prometió. Órganos como la ASF o la SFP, y a veces hasta la PGR generaban algún tipo de consecuencias para los responsables, y los medios, los empresarios y las diferentes organizaciones de la sociedad civil organizada no descansaban hasta que se corrigiera y se generaran medidas para que no volviera a suceder. Son incontables los fracasos, los sobre costos y la corrupción en obras y programas de este gobierno. Sus obras emblemáticas sumarán sobre costos de más del triple, no sirven, ya son costosísimos elefantes blancos en su operación, varias siguen sin estar terminadas, a pesar de haber sido inauguradas, y no hay escándalo ni indignación. Son simples anécdotas de este gobierno los burdos fracasos como las universidades del bienestar, el gas del bienestar, la mega farmacia del bienestar, el INSABI, la quiebra absoluta de PEMEX o la chatarrización de la CFE, porque millones se acostumbraron al fracaso.

Y quinto, los mexicanos se acostumbraron al abuso de poder. “No me vengan con el cuento de que la ley es la ley” dijo textualmente el presidente, y sólo provocó risas en muchos. ¿Te imaginas el escándalo que hubiera sido si Fox, Calderón o Peña hubieran dicho eso? ¿Se habría reído lópez y su secta? Este presidente suma más abusos a la constitución y la ley de los que podemos contar y describir. No contento con los ya ejecutados impunemente, hoy pretende destruir al Poder Judicial y a los órganos autónomos que frenaron algunos de esos abusos. ¿Qué habría pasado en México si Fox, Calderón o Peña hubieran propuesto exactamente la misma reforma constitucional que propone lópez y promueve Claudia? Sólo piénsalo. Están tan acostumbrados al abuso de poder que hoy los medios de comunicación, los empresarios, los académicos, los especialistas, los inversionistas, los abogados y muchos otros actores que se verán directamente afectados por este disparate anti república, en lugar de escandalizarse y hacer algo, sólo dicen, “bueno, a ver qué pasa, igual y luego se modera”. Se habituaron al abuso de poder.

Y entonces, ¿todo está perdido?

Sharot y Sunstein dicen que no. Por eso su libro se llama “Look Again”, es decir, vuelve a ver.

Si no te has habituado a la mentira, a la corrupción impune, a la violencia, al fracaso y al abuso de poder, haz un esfuerzo consciente y permanente de no habituarte nunca. Vuelve a ver, una y otra vez, cada una de estas 5 cosas como enfermedades de un país que puede ser mucho mejor.

Si te acabas de dar cuenta que ya te habías habituado, Look Again, vuelve a ver el drama de la violencia no sólo como algo que se puede evitar, sino como un mal que te afecta a ti y a tu familia, todos los días, vuelve a ver la corrupción impune como el cáncer que destruye la capacidad del gobierno para darte buenos bienes y servicios, vuelva ver los fracasos de gobierno como una máquina que quema tu dinero de impuestos en lugar de mejorar tus condiciones de vida, vuelve a ver el abuso de poder como el machete que destruye tus libertades.

Pero, sobre todo, vuelve a ver a la mentira sistemática como el signo más claro y contundente de la desconfianza que merece el obradorato y todos sus normalizadores

No te habitúes a la mentira, nunca lo hagas. Por eso seguiré haciendo FK, porque yo me voy a encargar de que puedas volver a ver todo aquello a lo que no te puedes habituar.

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