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Estudiantes de México toman las calles y levantan la voz

  • Se llenaron las calles de jóvenes que exigen salvar a la República
  • Marchamos hacia un senado vacío, un refugio de sordos
  • Mientras, lópez repetía las mismas mentiras en un zócalo lleno de acarreados
  • ¿Vale la pena marchar? Por supuesto que vale la pena

El domingo 1 de septiembre llegué al Ángel las 8.20 de la mañana como me habían pedido los organizadores del contingente del ITAM. Iba acompañado de mi esposa y de mi hija universitaria. Estudié la carrera de derecho en el ITAM y luego di clases ahí, durante 17 años, de derecho constitucional, derecho administrativo, en la maestría y en varios diplomados, y nunca había marchado con mi escuela. Fue muy emocionante llegar y ver la manta gigante del ITAM que decía “La juventud consciente se une al contingente, no hay futuro sin justicia”.

Alrededor del ángel se fueron juntando estudiantes de todas las escuelas de derecho, públicas y privadas del país, con diferentes carteles y arengas. Cuando nos dimos cuenta, alrededor de las 9 am, la plaza del ángel estaba repleta, al igual que reforma en ambos sentidos.

Estaban ahí también los valientes trabajadores del poder judicial que seguro se sintieron arropados por miles de jóvenes que portaban pancartas, reclamaban justicia y gritaban “El poder judicial no va a caer”.

En el camino encontré a varios de los mejores abogados de México, ministros en retiro, jueces de todos los niveles, actuarios y secretarios de estudio y cuenta del poder judicial federal con los que fui platicando.

¿Cómo carajos llegamos hasta aquí? Nos preguntábamos incrédulos.

¿Cómo es posible que hoy tengamos que salir a marchar para evitar la destrucción del poder que es la columna vertebral de una República?

¿Cómo permitimos llegar a este nivel de destrucción y voracidad del poder?

Fui platicando durante el camino con todo tipo de estudiantes, no sólo de la carrera de derecho, y me di cuenta de que tenían perfectamente clara la aberración de reforma que pretendía el nacional populismo.

A diferencia de lo que aseguró Claudia la semana pasada, sí la habían leído, si la entendían y justo por eso estaban marchando, porque entienden que es un pedazo de mierda que sólo busca vengarse del poder judicial.

Ninguno parecía “engañado” por sus maestros, como afirmó lópez la semana pasada, y se enojaban mucho cuando les preguntaba qué opinaban de esa declaración de quien debería ser presidente de todos los mexicanos.

Les preguntaba si estaban ahí por ser opositores a Morena, y muy firmes me contestaban que sólo se oponían a la destrucción de la República, pero, sobre todo, a la destrucción de sus sueños de ser abogados que luchan por la justicia.

Tengo de testigo a mi esposa que estaba a mi lado cuando una señora se me acercó, y con lágrimas en los ojos me dijo “por favor no dejes de levantar la voz, no podemos permitir esta destrucción”.

Y así llegamos frente al senado, el escondite de los sordos, la guarida de los ciegos, el lugar donde se esconden los paleros y traicioneros que no escuchan más que una voz, la de aquel que les permite sentarse en una curul, para sentirse relevantes, sin entender que no son más que simples empleados.

Quienes estábamos ahí, frente al senado, asumíamos que en ese edificio vacío no estaban los representantes del pueblo, no estaban las personas que nos representaban, porque la mayoría de ellos estaban en el zócalo, a esa misma hora, escuchando mentiras y aplaudiendo como focas, al presidente más mentiroso de la historia. No es opinión, es dato duro. Nunca un presidente había dicho tantas mentiras, tan burdas y tan fácilmente comprobables.

Mientras miles de estudiantes se manifestaban frente al senado vacío, la mayoría de quienes debieron escuchar a los estudiantes estaban sentados en la zona VIP del zócalo, aplaudiendo a un señor que decía que había acabado con la violencia, que había acabado con los feminicidios, con las desapariciones y con las masacres, que había acabado con la corrupción, que había construido un sistema de salud como el de Dinamarca y que había construido obras maravillosas y útiles.

Como era 1 de septiembre, en San Lázaro se instalaba la nueva legislatura, dentro del nuevo régimen de partido hegemónico.

Con dolor tenemos que decir y entender que, tanto el edificio blanco ubicado en insurgentes y reforma, donde se encuentra el senado, como el recinto de San Lázaro, donde se encuentra la Cámara de Diputados, dejaron de ser ya referencia en el debate de la República, para convertirse en inútiles edificios de trámite de las imposiciones del gobierno.

En esos dos edificios ya no hay poder alguno. Si siguen actuando como simples empleados, como cuerda de transmisión de los caprichos de lópez, tenemos que declarar la absoluta irrelevancia de esos dos recintos.

Durante 4 décadas se generó desde ahí una nueva República Democrática, hoy, desde ahí se está destruyendo, pero no por voluntad de quienes ocupan esos recintos, sino por la imposición de quien hoy gobierna, y seguirá gobernando a partir del 1 de octubre.

Porque, es impresionante, de las pláticas que tuve con decenas de estudiantes durante la marcha, y de las miles de pancartas que vi, queda claro que nadie cree que esto sea voluntad de Claudia.

Todos saben quién manda y quién seguirá mandando, nadie cree que el acto del 1 de octubre sea más que una formalidad. Así como recibió el bastón de mando sin mando, recibirá la banda presidencial sin poder. El señor que le entrega la banda a la señora sabe que sólo le está pasando una tela tricolor, y no el poder del ejecutivo. Lo sabe ella, y los sabrán todos aquellos que acudan al acto dentro del recinto de san lázaro.

Lo sabían también las miles y los miles de estudiantes que llenaron ayer las calles y clamaban justicia a través de las leyes y las instituciones.

Entonces ¿era inútil estar ahí?

Absolutamente no. Fue importantísimo. Fue un parteaguas. Ayer, quienes queremos regresar a una República de leyes e instituciones, de justicia sin partido político, a un Estado de Derechos, entendimos que no tenemos representación política.

Ayer, gritando frente a un edificio vacío entendimos que ese edificio estará vacío todo un sexenio.

Igual que en san lázaro, en todo el Congreso habrá una guerra de sordos: el nacional populismo defenderá las locuras y las venganzas de lópez, e impondrá su mayoría, mientras la oposición tratará de dejar testimonio de su rechazo en las minutas, y nada más.

Está cerrado el diálogo, no habrá debate ni acuerdos, el nacional populismo no los necesita. Los senadores y diputados del nacional populismo obradorista sólo escuchan una voz, y su única respuesta es “lo que usted mande señor presidente”.

Dirán todo el tiempo que tienen el mandato de las urnas para destruirlo todo, a cambio de nada. Dirán que el pueblo conoció claramente su propuesta, la entendió, comprendió sus consecuencias, y votó por eso. Cualquier ser humano con dos neuronas funcionales entiende que es imposible saber o probar que 35 millones conocían sus propuestas, menos que las entendía, menos que conocían sus consecuencias, y por lo tanto su supuesto mandato democrático de destrucción es falso.

Pero eso tampoco les importa.

Entonces ¿Para qué marchamos? Para sentir y entender que la única ALTERNATIVA somos nosotros, los ciudadanos. Yo no soy “la oposición”, yo no me tengo que esperar a que el nacional populismo proponga algo para oponerme.

Yo quiero ser parte central de la construcción de una alternativa que convence a millones de que hay otro país posible, que tenemos que diseñarlo, tenemos que explicarlo, tenemos que informar a millones de las enormes diferencias entre el país de un solo hombre y una nueva y verdadera República Democrática.

Tenemos que hacer la chamba, no podemos pasar otros 6 años en debates binarios y absurdos de “yo impongo, y yo me opongo”.

En la marcha de ayer había miles de mentes de mujeres y hombres jóvenes, llenos de energía y creatividad, que pueden pensar más allá de “a favor o en contra”.

El poder judicial necesita una reforma de gran calado para hacer la justicia accesible a todos, nada de eso pretende la reforma vengativa de lópez, está en nosotros enseñarle a quienes conservan la esperanza de salvar la República, de que podemos hacerlo mucho mejor.

Esa es la Resistencia: resistir al comic barato de buenos y malos, de a favor o en contra, para construir propuestas alternativas que sean inevitables a discutir, por su modernidad, por su técnica, por su creatividad, por su sencillez, por su pertinencia.

Viva la Resistencia.

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